Saturday, August 25, 2012

El Primer y el Segundo Mandamiento.

Moises exhorta a Israel a amar.


Este comentario está basado en Deuteronomio, capítulos 3 al 7. Moises le habla de nuevo a su gente sobre Los Diez Mandamientos y le alerta a no olvidarse de Adonai y de todas las obras que El hizo por ellos. Algo que realmente sobresale en esta lectura es el Shemah; esta es fundamental en nuestra fe. Le sigue el Primer Mandamiento; amar a Dios. Estas palabras tan importantes nos hablan de la unidad de Dios. Adonai echad, el Señor uno es.

En Marcos 12, Yeshua/Jesus también menciona el Primer Mandamiento: Jesus le respondió: el primero de todos los mandamientos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el primer y grande mandamiento.

Jesus continúa: y el segundo es semejante: amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos. Al practicar estos dos, ya cumplimos con todos los otros mandamientos y ciertamente agradamos a Dios. Esto quiere decir que Dios nos creó con el propósito de que caminemos y vivamos en amor. Si somos movidos por lo que mueve el corazón de Dios, somos inequívocamente movidos por su amor, su ahava, su ágape.

Podemos amarle porque El nos amó primero. El es AMOR. El nos amó tanto que nos dio a Jesus, para así traernos a Él. La sangre y el sacrificio del Mesias son para que tú tengas una relación íntima con Dios. Abandona tu pecado y tus ídolos porque estos te separan de Dios. Prepara el camino del Señor en tu corazón. Guarda tu corazón sembrando en ti para el espíritu. Que lo torcido sea enderezado y los lugares rocosos sean aplanados y la gloria del Señor te será revelada. No ames al mundo; fija tu amor en Dios.

Adonai desea tanto ser amado por nosotros que nos ha dado el mandamiento (mitzvot) de amarlo con mucho énfasis; de guardar Sus palabras en nuestros corazones; de enseñarlas diligentemente a nuestros hijos; de hablar de ellas al sentarnos en nuestra casa, cuando estemos caminando en el camino; cuando vayamos a dormir y cuando nos levantemos; quiere que las atemos como una señal en nuestra mano y que la pongamos como frontales entre nuestros ojos; (esto es el tefillin). El quiere que escribamos Sus palabras en los postes de nuestra casa y en las puertas; (esto es el mezuzot). El nos lo dice en serio. El quiere que lo recordemos a Él, que pensemos en El constantemente. El dice: Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor; duros como el seol los celos; sus brasas son brasas de fuego, fuerte llama. El es tan apasionado por amarte a ti que anhela celosamente tu amor por El.

Elohim, el poderoso Creador, el Rey del universo te está persiguiendo con el propósito de amarte El a ti y tú a Él. Recuérdalo; corre hacia El. Oh, el Padre busca adoradores que le adoren en Espíritu y en Verdad. Ven, siéntate bajo su sombra y disfruta de gran deleite; Su fruto será dulce a tu paladar. El te traerá a la casa de Su banquete y Su bandera sobre ti será amor.

Cuando nos sumergimos en el amor por Dios, podemos también amar a nuestros hermanos y hermanas en el Mesias. Contrariamente, si no amamos a nuestro hermano o hermana a quien podemos ver, ¿cómo podremos amar a Dios a quien no vemos? Jesus nos dio un nuevo mandamiento, el amarnos unos a otros. Debemos usar el amor como una vestidura y caminar humildemente el uno con el otro. Debemos animarnos el uno al otro y edificarnos mutuamente. Ayudarnos el uno al otro. Amarnos el uno al otro de corazón puro, fielmente, hasta estar dispuestos a dar nuestras vidas, como un amigo de verdad, como Jesus lo hizo por nosotros. Así como el Padre, Jesus y el Espíritu son echad, uno; Yeshua/Jesus quiere que todos nosotros seamos echad, uno. El amor es el vínculo perfecto, la manera más excelente. Las profecías, las lenguas y el conocimiento cesarán, pero el amor será por siempre. La fe, la esperanza y el amor permanecen, pero el amor es el mayor de estos tres. El amor muestra tu crecimiento en el Mesias, tu madures.

El mundo sabrá que somos Sus discípulos y querrá de ese amor. La unidad en amor y la oración ferviente nos traen la fuerte presencia de Dios, el Ruach/Su Espíritu. Dios envía por mandato bendición sobre nosotros y somos ungidos con poder por Su Espíritu para ser testigos efectivos para El.

También debemos amarnos a nosotros mismos. Si Dios te ama tanto, significa que serás para siempre precioso o preciosa para El. Si El no te condenó; tampoco te condenes a ti mismo. Se también paciente contigo mismo amándote a ti mismo. Instrúyete a ti mismo a perseguir fuertemente a Dios. Acepta el amor, permítete a ti mismo el ser amado. Recibe con humildad el amor de tu familia en la fe (mishpocha) y el amor de Dios por ti.

Amados, escuchemos el llamado de amar a Dios, a nuestro prójimo y a nosotros mismos, porque al hacerlo le daremos a El gloria y honor y alabanza. Aleluya.