Sunday, April 15, 2012

Ordena/Manda

Ordena/Manda

Midrash 03-31-2012 - Hebreo: Tzav - Español: Ordena
Torah: Leviticos 6:1-8:36
Haftora: Malaquias 3:4-24
Brit Chadashah/Nuevo Testamento: Hebreos 8:1-6
Este comentario está basado en Levíticos, capítulos 6, 7 y 8 donde leemos acerca de las Ofrendas o Sacrificios.  La Ofrenda Quemada, La Ofrenda de Grano, La Ofrenda por el Pecado, La Ofrenda por la Culpa y la Ofrenda por la Paz.  El capítulo 8 habla de la consagración de Aaron como el Cohen Gadol o Sumo Sacerdote y sus dos hijos como Cohanim o Sacerdotes. El propósito de los sacrificios, ofrendas o Korbanot (en hebreo), era el de acercarnos a Dios.  El traernos cercanía o reconciliación con Dios y ultimadamente traernos a SHALOM o Paz, con Dios, con nuestro prójimo y con nosotros mismos.   En Su gran amor por nosotros, Dios implementó desde temprano, formas de amistarnos con El.  El quiere que el fuego en el altar de nuestros corazones nunca se apague.  Tenemos que tener en nuestros corazones un ardiente deseo de ser instrumentos del Dios vivo.
A causa de Su gran amor para con nosotros, el Padre nos dio a Yeshua/Jesus, para que muriera por nosotros y para que fuese nuestro Sumo Sacerdote.  El fue además el Cordero sacrificado, quien es la propiciación por nuestros pecados.  Porque El nos amó tanto que vino a salvarnos y no a condenarnos.  El es el que ahora nos purifica y nos hace santos y aceptos ante el Padre.
Esta forma tan especial en que los sacerdotes habían de vestirse representa la excelencia que Dios desea que se manifieste en nuestras vidas como creyentes.  Estas vestiduras reflejan el alto significado del oficio de un sacerdote, el más alto respeto hacia Dios y hacia la santidad y consagración de aquellos quienes las visten.  En el Salmo 104 dice que Dios se viste de honor y majestad y que El se cubre a sí mismo con luz como una túnica.
En su visión, Isaias vió a Adonai, El Señor, alto y sublime, sentado sobre un trono de realeza y sus faldas llenaban el templo.  Serafines daban voces diciendo santo, santo, santo es Adonai Tzva’ot, El Señor de los Ejércitos, toda la tierra está llena de Su gloria.
En su visión en Apocalipsis, Juan vió a Yeshua/Jesus, usando un manto hasta Sus pies y una banda dorada alrededor de Su pecho.  Su cabeza y sus cabellos eran blancos como lana, Sus ojos eran como llamas de fuego, Sus pies como bronce bruñido refinado en un horno y Su voz como el estruendo de muchas aguas.   En Su mano derecha El tenía siete estrellas, salía de su boca una espada de dos filos y su rostro era como el sol cuando brilla en todo su esplendor.  Nosotros estamos aquí para ser sus imitadores.  El nos ha hecho reyes y sacerdotes.  Nosotros hemos de vestirnos para El de lino fino, blanco y hermoso.  Hemos de estar listos para El así como una novia está vestida y adornada para su novio, de blanco, con luz, brillo y esplendor.  Nosotros hemos de ser cubiertos con las vestiduras de Su santidad.  Así como el rostro de Moisés arrojaba luz cuando había estado con Dios, nosotros hemos de arrojar el brillo de su gloria.  Nosotros somos la luz del mundo que resplandece en las tinieblas.  No escondas esta luz.
Hasatan, el enemigo, está atacando las mentes de la gente, haciéndoles sentir inadecuados, incómodos en su propia piel, desesperados y confundidos.  Mientras que algunos de nosotros descansamos, el enemigo está ocupado robando, matando y destruyendo aquellos que él pueda engañar.  Así que acepta el desafío del llamado del Mesias para que seas un creyente lleno del poder de Su Espíritu Santo.
Amado, amada, regocíjate porque Dios quiere compartir Su naturaleza contigo.  El dice: Sed santos porque Yo soy santo.  Ahora, todo creyente está llamado a ser un ministro de reconciliación.  Nosotros somos llamados generación escogida, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido por Dios para que anunciemos las grandezas de Aquel que nos ha sacado de las tinieblas para llevarnos a disfrutar de Su maravillosa luz.  Amados y amadas, hemos sido llamados a ejecutar Sus planes y a cumplir con Sus propósitos.  El Espiritu de Adonai, El Señor, Elohim, Dios Creador está sobre El, Jesus.  Jesus ha sido ungido para anunciar las buenas nuevas a los pobres, para sanar a los quebrantados de corazón, proclamar libertad a los cautivos, traer a la luz a aquellos que están atrapados en la oscuridad; para proclamar el año del favor de Adonai, el Señor y el día de venganza del Dios nuestro; El vino a consolar a todos los enlutados y darles  una corona de belleza en lugar de cenizas, un manto de alegría en lugar de un espíritu angustiado.  El vino para hacernos arboles de justicia, para reedificar, para restaurar y para renovar.
Cuando Juan envió a que le preguntasen a Yeshua/Jesus, si El era el Mesias, Yeshua le mandó a decir: los ciegos reciben su vista, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres es anunciado el maravilloso mensaje de salvación.
Antes de irse, Yeshua/Jesus, nos encomendó reconciliar a todas las naciones con El.  Luego nos llenó de Su Espíritu.  Ahora las señales que nos siguen como creyentes son: echar fuera demonios, hablar nuevas lenguas, tomar serpientes en las manos sin que nada nos suceda y si bebemos algo venenoso, no nos hace daño. Ponemos nuestras manos sobre los enfermos, y estos se recuperan y se sanan.  El nos dió Su Espiritu Santo y nos llenó de Su poder para que seamos ‘repartidores’ de su misericordia.  Ahora podemos decir: el Espíritu de Adonai, el Señor, está sobre mí, por cuanto me ha ungido para amar, para sanar, para restaurar, para liberar, para anunciar su salvación, su libertad, su gozo.  Así que ‘no temais manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el Reino’.  Sigue adelante y sana a los enfermos y a los afligidos de corazón, libera a los cautivos y la la vista a los ciegos. Y mientras lo haces, regocíjate en El y dale gloria y honor y alabanza,  Aleluya!

(Esta última parte no fué leida en TAK, pero no la quiero dejar fuera!)

¿Te das cuenta? Amado, amada.  Dios quiere vestirte de sacerdote y ha incluso dicho ya que como creyente eres sacerdote.  No estás aquí para vivir a duras penas logrando algo, atribulado y atemorizado, sino que estas aquí para llevar a término aquello para lo cual El te llamó.  Solo basta una pequeña semilla de tu fe y ya puedes mover montañas.  Pues el Espíritu de Dios está también sobre tí.  Con el bautismo del Espíritu Santo, tú has sido también ungido para anunciar las buenas nuevas de Yeshua/Jesus a los pobres, para sanar a los quebrantados de corazón, para predicar liberación a los cautivos, recuperación de la vista a los ciegos y para liberar a los abatidos.  Usa tu autoridad y asusta a los demonios sacándolos de aquellos a quienes están oprimiendo.  Trae a las almas cerca de Dios. Tu eres un sacerdote, tu eres un guerrero y eres un vencedor para Yeshua/Jesus.  Refuerza tus rodillas, y párate firme porque no estás bajo condenación sino bajo una gran bendición para ser como El es.  Proclama que tu eres fuerte en El; toma el dominio porque como real sacerdocio fuiste llamado a reinar.